Reportaje documental sobre la minería del zafiro en Madagascar
Sucedió algo parecido a la ‘fiebre del oro’ en los EEUU, pero tras una serie de años marcados por el caos, la codicia y la violencia, y aunque no han llegado a desaparecer del todo, el mercado del zafiro está comenzando a traer un poco de prosperidad y futuro a esta zona desértica en forma de escuelas, mercados… De hecho, si una palabra ha tomado especial relevancia y marca cada día la vida de sus habitantes, es ‘esperanza’. La esperanza de encontrar una piedra lo suficientemente valiosa que les permita retirarse para siempre y dedicarse a cosas menos peligrosas. Esto es lo que mantiene a miles de personas aferradas a una varilla de hierro y a una pala, excavando estrechos y profundos agujeros sin ventilación durante meses y años sin encontrar prácticamente más que diminutas piedras que les permiten sobrevivir a duras penas. Debido a esto es habitual que los mineros combinen este trabajo con otras labores como la agricultura, aunque también la tierra sufre las consecuencias. Toda la zona se ha convertido en un gran queso suizo debido a las excavaciones, y el río cambia continuamente su curso al depositar los mineros toneladas de sedimentos en él cada día.
No hay esclavos en Ilakaka, al menos no más que en otras partes del mundo donde cualquier individuo se aferra a su trabajo día a día con la esperanza de salir adelante.